Es difícil escribir algo en un momento como éste. Hay muchísima tristeza en nuestros corazones por tener que despedirnos de nuestra querida Claudia Pardo. No podemos entender lo que sucedió, y no podemos siquiera imaginar el dolor que deben estar sintiendo sus padres, sus hermanos y sus familiares cercanos.

Sin embargo, de algo podemos estar seguros: nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor de Dios. No importa lo que hagamos, no importa cómo nos sintamos, no importan las circunstancias; el amor que Jesús nos mostró en esa cruz no va a cambiar porque no depende de nosotros sino de Él.
Querida familia Pardo-Retamal: queremos decirles que los amamos y que estamos orando con todo nuestro corazón para que Dios traiga paz y consuelo a sus corazones. Aunque ruja el mar en tempestad, / yo no temeré, me guiarás. / Padre, tienes toda potestad. / Quieto estaré, sé que eres Dios. (Traducción libre de la canción "Still" de Hillsong).
Querida Claudia: no entendemos por qué tomaste esta decisión, pero sabemos que un día confiaste en Jesús como tu Salvador y que Él dijo: "el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida." Juan 5:24 (NVI). A eso nos aferramos en este momento y sabemos que nos volveremos a ver un día en un lugar en el que ya nunca más habrá despedidas ni muerte.
¡Hasta siempre, Claudita!
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